Esta bacteria formadora de esporas produce cristales proteicos antes y después de la esporulación llamados toxinas Cry, las cuales, al ser ingeridas por las larvas de coleópteros, lepidópteros y otros órdenes de plagas, provocan daño al tracto digestivo. Posteriormente, gracias al pH alcalino del intestino este cristal se disuelve para crear nuevas toxinas que necrosan las células intestinales. De 4 a 7 días posteriores el insecto muere por necrosis e inanición.